Concebido
en un principio como un cuento para sus hijos, Tolkien comenzó a escribirlo en
la década del 20, y el manuscrito fue prestado a varias personas hasta que
acabó en manos de una editorial que le pidió publicarlo.
En la
novela, la primera en ser escrita del Legendarium de Tolkien, se sigue el viaje
de Bilbo Bolsón, un hobbit como cualquier otro, en compañía del mago Gandalf y
los enanos. A diferencia de otros miembros de su raza, Bilbo decide salir de
los confines de la Comarca (y también de su zona de confort), siguiendo a sus
ánimos de aventurero. Durante el viaje, llega a conocer a los elfos, pasar por
las Montañas Nubladas (pobladas por trasgos, siendo también el lugar donde
encontró al Anillo) hasta llegar a la Montaña Solitaria, el lugar donde los
enanos matarían al dragón y reconstruirían su reino.
Es un libro
absolutamente fantástico, en el cual no hay página en donde uno pueda descansar
ya que siempre ocurre algo. La bastedad
del universo creado por Tolkien es, al menos para mí, un motor en la lectura,
haciendo que siempre estés preguntándote por qué, cómo, cuándo, quiénes y
donde. Sin embargo, el hambre por más detalles no logra eclipsar al manejo que
se tiene cerrando la historia, bien podría ser un libro que no tiene ninguna
continuación o historia de fondo, siendo comprendido incluso si uno nunca leyó o
vio algo relacionado con El Señor de los Anillos.
Ya sea
para introducir a un niño en la lectura, o simplemente para disfrutar, “El
Hobbit” de J. R. R. Tolkien es ampliamente recomendable, lo tiene todo: solidez
argumental, creatividad, originalidad y un buen estilo que te impide abandonar
la lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario