Este es mi blog hecho para la escuela, como una carpeta virtual.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Reseña de "El Hobbit" de J. R. R. Tolkien

Concebido en un principio como un cuento para sus hijos, Tolkien comenzó a escribirlo en la década del 20, y el manuscrito fue prestado a varias personas hasta que acabó en manos de una editorial que le pidió publicarlo.
En la novela, la primera en ser escrita del Legendarium de Tolkien, se sigue el viaje de Bilbo Bolsón, un hobbit como cualquier otro, en compañía del mago Gandalf y los enanos. A diferencia de otros miembros de su raza, Bilbo decide salir de los confines de la Comarca (y también de su zona de confort), siguiendo a sus ánimos de aventurero. Durante el viaje, llega a conocer a los elfos, pasar por las Montañas Nubladas (pobladas por trasgos, siendo también el lugar donde encontró al Anillo) hasta llegar a la Montaña Solitaria, el lugar donde los enanos matarían al dragón y reconstruirían su reino.
Es un libro absolutamente fantástico, en el cual no hay página en donde uno pueda descansar ya que siempre ocurre algo.  La bastedad del universo creado por Tolkien es, al menos para mí, un motor en la lectura, haciendo que siempre estés preguntándote por qué, cómo, cuándo, quiénes y donde. Sin embargo, el hambre por más detalles no logra eclipsar al manejo que se tiene cerrando la historia, bien podría ser un libro que no tiene ninguna continuación o historia de fondo, siendo comprendido incluso si uno nunca leyó o vio algo relacionado con El Señor de los Anillos.
Ya sea para introducir a un niño en la lectura, o simplemente para disfrutar, “El Hobbit” de J. R. R. Tolkien es ampliamente recomendable, lo tiene todo: solidez argumental, creatividad, originalidad y un buen estilo que te impide abandonar la lectura.

domingo, 12 de junio de 2016

Clap

- Creo que ya están dormidos – mi hermana me susurra con una sonrisa aflorándole en el rostro tenuemente iluminado por la lamparita que colgaba del techo.
Todavía nos quedaba una pila de botas para coser pero eso no importaba, la noche era nuestro momento para liberar la tensión del trabajo.
Me estiré hacia el alto ropero de madera y comencé a hacer lugar para esconder las botas mientras Elsa nos preparaba la ropa para poder cambiarnos y salir. Al cabo de unos minutos ya nos encontrábamos traspasando el portón y dirigiéndonos hacia Avenida de los Constituyentes, atravesando el aire invernal en la soledad de la noche.
Ya estando a unas cuadras del club la música se escuchaba: sonaban The Beatles y parecía que hasta las piedras bailaban al compás de Yellow Submarine. Las calles se hacían eternas porque nos separaban de la diversión y no podíamos resistir el impulso de danzar en cada paso que dábamos; sabíamos que los muchachos que nos íbamos a encontrar en el baile nos estarían viendo llegar y que debíamos mantener la compostura pero lo único que nos interesaba era el placer que producía la secuencia entre giros y movimientos de brazos al son de la tonada.
Finalmente llegamos, algo despeinadas por nuestro improvisado baile y agitadas por la gran distancia recorrida. El lugar, aunque espacioso, ya estaba lleno y la gente seguía cayendo en el baile. Los muchachos, agazapados sobre la puerta, listos para abalanzarse sobre cualquier chica que pasase cerca suyo, nos miraban con avidez. Ahí fue donde cometimos el primer error. Elsa es joven todavía y no aprendió que a esa gente no hay ni que mirarla.
Rápidamente nos escabullimos y pudimos escapar, y rápidamente también volvimos al estado de júbilo previo al momento de tensión. Las manchas de humedad de las paredes invitaban a la imaginación y bailábamos como nunca antes. Sin que nos diéramos cuenta, el baile ya tocaba su fin y la gente, así como había llegado, se iba.
-Rápido Elsa, no quiero que nos encontremos a esos de la puerta de nuevo- la apuraba a mi hermana, tratando de despegarla del chico que había conocido. Traspasamos la puerta y emprendimos nuestro regreso a casa, ya sintiéndome más segura por el simple hecho de no haberlos visto.
Clap clap clap. El sonido de los tacos contra el cemento era lo único que interrumpía el silencio.
Clap clap clap. El cansancio ya invadía nuestros músculos.
Clap clap clap. El trabajo nos esperaba en cuanto llegáramos y ese simple pensamiento hacía que añore aún más la noche que acababa de transcurrir.
Clap clap clap. Ya no había música en el aire.
Clap clap clap. Escuché algo raro.
Clap clap clap. Varios pares de pies siendo arrastrados.
Clap clap clap. Agarré a mi hermana del brazo y la apuré de nuevo.
Clap clap clap. Tenía miedo de darme la vuelta.
Clap. Una voz nos congeló:
-¿Tan lindas y tan solas?
-¿No les gustaría que las acompañemos?- otro gritó.
Lentamente nos dimos vuelta, con temor de lo que nos podríamos encontrar. Obviamente ya teníamos en la cabeza el pensamiento de unos hombres mayores y sucios, con barbas desaliñadas y barrigas henchidas de cerveza, y la desilusión no llegó esta vez.
Eran cuatro hombres, todos con overoles azules ya desteñidos por el uso y la mugre. El hedor de la cerveza se olía a pesar de la distancia que débilmente se interponía entre nosotros.
Los pies se arrastraban hacia nosotras, que atemorizadamente nos dábamos la mano buscando un contacto amigable que nos hiciera recordar que no estábamos solas.
Una extraña danza se desarrolló a continuación, los hombres daban un paso hacia nosotras que causaba que diéramos un paso atrás. Paso adelante, paso atrás. Paso adelante, paso atrás. Paso adelante, chocamos con la pared.
Continuaron su camino hacia nosotras, Elsa miraba desesperada hacia las esquinas, esperando que alguien apareciera para ayudarnos. En cambio, yo trataba de pensar una manera de escapar.
Los pasos de pronto se acabaron y el tiempo parecía ser lo único que se escapaba de mis dedos. Levanté la cabeza solo para encontrarme con unos dientes amarillos y desparejos que me miraban desde una sonrisa pervertida.
-¿No les gustaría que las acompañemos? – repitió una vez más, pero ahora alzando su mano para acariciar mi mejilla. Instintivamente le corrí la mano y traté de sujetar a mi hermana.
De pronto, las luces de la calle se apagaron y nos dejaron a oscuras. Esa era nuestra oportunidad, los hombres estaban distraídos y se había abierto un hueco que nos dejaría ir hasta la parada de colectivo más cercana.
Clap clap clap. El sonido de los tacos contra el asfalto se escuchó de nuevo.
Clap clap clap. El viento corría por nuestro pelo.
Clap clap clap. Éramos libres. Subimos al colectivo.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Los niños en las publicidades

Las empresas de publicidad toman a los niños de dos maneras distintas: la primera, como el target al cual está dirigido el producto (muestran niños decidiendo lo que quieren, y al ser la mayoría productos de altos contenidos grasos, los niños consumen y afecta su salud con problemas de diabetes, sobrepeso) o la segunda, como los que deciden qué se compra en la casa (los niños están tomando peso en las compras familiares, ya sea para complacerlos o para evitar un berrinche). La incapacidad de querer estos productos y no poder conseguirlos les causa a los niños problemas psicológicos como ansiedad, depresión y estrés.
En mi opinión, la utilización que hacen los publicistas de los niños se puede considerar cruel, ya que los afecta y les hace mal, los expone al capitalismo, por supuesto que los publicistas dicen que su objetivo es vender y no causar los problemas de salud (mental o física), pero deberían tener más consideración con lo que pueden crear.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Reflexión sobre las Normas de Convivencia

En mi opinión, en la parte que se habla sobre las relaciones personales entre el alumnado y el profesor es algo que se puede cumplir en gran parte de los profesores que yo tuve, ya que se nota que son personas que de verdad tienen vocación por su trabajo y se nota porque se empeñan en enseñar a sus alumnos. Aunque, no sé si se cumple la parte de crear jóvenes autónomos, ya que hay profesores que no pueden despegar su visión subjetiva sobre un tema que debería ser más objetivo, aun así, cuando se presenta un enfrentamiento de opiniones, los profesores aceptan y tratan de hacer una crítica más constructiva.

La inclusión dentro del colegio se da por ambos lados, de parte de los profesores y de los alumnos, y esto demuestra la calidad de educación en valores que se da en ésta institución, y en el único tema que no se cumple eso es en el de las ideologías (pero esto no es solo un problema de los jóvenes de acá, sino en general) que parecen ser intolerantes con las opiniones diferentes.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Las Crónicas del Ángel Gris, Alejandro Dolina

Las Crónicas del Ángel Gris es un libro peculiar, y puede que para el lector que no está acostumbrado a este tipo de libros, puede no gustarle mucho la manera en la que es narrado al no ser una única historia consistente y continua, sino que son relatos cortos unidos por el lugar en donde suceden, en los cuales siempre está como protagonista la lucha entre la razón y la imaginación.
Éstos relatos, siempre ubicados temporalmente en la llamada época dorada de Flores (también llamado Barrio del Ángel Gris), manifiestan cosas que suceden en la actualidad de la sociedad: por ejemplo, las victorias de los Refutadores de Leyendas en frente de los Hombres Sensibles se reflejan en la pérdida de inocencia de los niños en la medida de que éstos dejan de creer en las figuras mágicas como el Ratón Perez y los Reyes Magos. Por otro lado, también la desaparición de los contadores de leyendas muestra a una sociedad que ya no se interesa tanto en su cultura y en su historia, prefiriendo en su lugar un entretenimiento más fácil como la televisión.
El Ángel Gris, la figura central, es el motor de la historia porque es en él (o ella) en quién los Hombres Sensibles creen y es por eso que están en discordia con los Refutadores de Leyendas. Éste ser es un ángel de menor categoría y que su regalo para sus creyentes es la melancolía y el amor (dos cosas que van de la mano para los Sensibles).
Éste libro es el perfecto si uno busca una lectura profunda, disponiendo todo el tiempo necesario, relajándose y, si es posible, con una taza de café a la mano.

sábado, 5 de septiembre de 2015

Mi relación con los medios de comunicación

En mi casa, aunque teníamos televisión, no teníamos cable, entonces preferíamos escuchar la radio a ver los canales de aire. La única radio que siempre escuchábamos era Radio Disney.
Más tarde, cuando tuvimos cable, mis hermanas y yo pasábamos horas viendo televisión, principalmente canales de animación como Disney Channel, Cartoon Network, Boomerang y Jetix.
Al cine fui siempre, y hasta hoy sigo yendo, aunque con menos regularidad por horarios o por falta de interés en las películas de cartelera, pero si no voy al cine por lo menos veo películas por Internet.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Historia de la radio, la televisión y el cine en la Argentina

Década del 20.

La radio es el primer medio de comunicación que apareció en la Argentina y tuvo su primera transmisión en el Teatro Coliseo de Buenos Aires en 1920, en el cual un grupo de amigos (conocidos a partir de entonces como 'Los locos de la azotea'), todos estudiantes de medicina, transmitieron en vivo a la ópera Parsifal de Richard Wagner.
En sus comienzos, lo más normal al prender la radio era escuchar música clásica (lo cual unos años más tarde generaría el radioteatro), pero luego de la asunción del Presidente Alvear, la noticia cotidiana fue ganando espacio. 
En 1923, tres años después de la primera transmisión, primero el boxeo y luego el fútbol fueron introducidos en el aire conjuntamente con lo que fueron las primeras publicidades (llamadas reclames en ese tiempo).
A fines de la década, con la incorporación de mejores parlantes y la creación de múltiples transmisoras, la radio comenzó a ganarse su propio espacio en el ámbito familiar (las familias se reunían alrededor de la radio para escucharla) y se generaron las primeras disputas por las ondas de transmisión, causando las primeras reglamentaciones.

Década del 30.

Las revistas radiales aparecieron por primera vez, con grandes exponentes como Radiolandia, Antena y La Canción Moderna. 
El radioteatro se amplió e incluyó al folletín. 
El deporte tuvo sus exponentes en El relato olímpico y Gran pensión El Campeonato, y los relatores más destacados fueron Horacio Belbo y Borocotó.
En 1931 se filma Muñequitas porteñas dirigido por José A. Ferreyra sería el primer filme sonoro y hablado por el sistema Vitaphone de sincronización sonora.
Nacen ese mismo año los dos primeros estudios cinematográficos del país: Argentina Sono Film fundado por Ángel Mentasti y Lumiton creada por Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico y Luis Romero Carranza. Luego llegaría el sistema de sonido óptico inventado por Lee De Forest, el Phonofilm. Con este equipamiento se grabaron numerosos números musicales de Carlos Gardel, a la manera del actual video clip.
Los dos primeros films sonoros (sin discos), estrenados con una semana de diferencia fueron Tango (1933) dirigido por Luis José Moglia Barth y producido por Argentina Sono Film, y Los tres berretines, protagonizada por Luis Sandrini y producida por Lumiton. Lo siguen otros filmes exitosos de la época, de Mario Soffici El alma del bandoneón (1935) y Prisioneros de la tierra (1939); de Manuel Romero La muchachada de a bordo (1936) y de Leopoldo Torres Ríos La vuelta al nido (1938), que marcaron el momento de madurez del cine argentino en la década del 30'. En esta época se consagraron estrellas como: Libertad Lamarque, Tita Merello, Pepe Arias, Luis Sandrini y Niní Marshall.

Década del 40.

Considerada la época dorada del radio, ocurrió la primera campaña presidencial con el foco central en la radio y el radioteatro se impondría como el género dramático de las masas, con un público mayoritariamente femenino. 
Los grandes actores de ese tiempo incluyen a Oscar Casco, Hilda Bernard, Susy Kent, Rosa Rosen, Jorge Salcedo, Julia Sandoval, Eduardo Rudy, Eva Duarte.
Los programas de humor se hicieron muy populares.
A fines de esta década, el Estado Nacional recuperó todas las licencias que estaban en manos privadas y extendió la creación de nuevas estaciones de radio en el interior del país.
el cine argentino entró en un largo periodo de crisis cinematográfica determinada por la competencia comercial del cine estadounidense y el predomino del cine mexicano que estaba en su "Época de Oro" y dominaba el mercado en los países de habla hispana. Algunas de las grandes películas de la década fueron Historia de una noche (1941) y La dama duende (1945), ambas de Luis Saslavsky; La Guerra Gaucha (1942) y Malambo (1945) de Lucas Demare y Hugo Fregonese; Pelota de trapo (1948) y Crimen de Oribe (1950) de Leopoldo Torres Ríos, y Las aguas bajan turbias (1952) de Hugo del Carril.

En esa década saltan a la fama las hermanas gemelas actrices Mirtha Legrand y Silvia Legrand.

Década del 50.

En esta década nació la televisión, que se expandiría en la siguiente década.
Uno de los programas más exitosos de la época, y de la historia del espectáculo en Argentina, fue el radioteatro Los Pérez García, sobre una familia típica argentina. 
En los programas humorísticos sobresalieron Los cinco grandes del buen humor y La revista dislocada.
En el deporte apareció un estilo propio de locución con Fioravanti, y los comentarios de Lalo Pelliciari. También se puso en el aire un programa dedicado enteramente al automovilismo, Coche a la vista, conducido por Luis Elías Sojit, que se mantendrá desde entonces.
A mediados de la década se difundió el uso de la radio portátil a transistores, hecho que volvió a modificar las condiciones de escucha. Así el aparato receptor se desplazaba con el oyente, fortaleciendo las condiciones de fidelidad de éste a una emisora o una voz en particular.
Desde 1957 una nueva generación de directores consiguió aunar la habilidad técnica con el refinamiento estético, por lo que se consiguió participar en festivales internacionales.
Jaime Yankelevich, director de Radio Belgrano y pionero de la radiofonía en el país, solicitó al gobierno de Juan Domingo Perón un nuevo permiso para montar una emisora, cuya transmisión inaugural fue el acto político conocido como el Día de la Lealtad desde la Plaza de Mayo de Buenos Aires, el 17 de octubre de 1951. Poco después, el 4 de noviembre, comenzó sus transmisiones regulares como LR3 TV Canal 7. Tras el derrocamiento de Perón por la autodenominada Revolución Libertadora en 1955, la emisora pasó definitivamente a manos del Estado Nacional.
El primer formato de producción nacional fue el Telenoticioso, al que siguieron los musicales y los culinarios con la mítica Petrona C. de Gandulfo. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino nacieron las primeras telenovelas, siendo pionero el Teleteatro a la hora del té, con Fernando Heredia y María Aurelia Bisutti.
Otros programas pioneros fueron: Operación Cero, Todo el año es Navidad, La familia Gesa, Historias de jóvenes y Obras maestras del terror. Fue la década de los locutores Adolfo Salinas, Guillermo Brizuela Méndez, Pinky, Juan Carlos Rousselot, Julio Bringuer Ayala, Nelly Prince, Guillermo Cervantes Luro, Carlos D'Agostino, Cacho Fontana, entre otros.
Entre los programas de deportes, se destacaba La cabalgata deportiva Gillette con transmisiones de boxeo, mientras que los estrenos cinematográficos eran cubiertos por periodistas como Domingo Di Nubila y Chas de Cruz con su Diario del cine.

Década del 60.

En la década del '60, con la difusión masiva de la televisión, la radio se redefinió en sus funciones, horarios y públicos, orientándose más a la información y la música y menos a los espectáculos dramáticos. La radio se establece sólidamente en el horario de la mañana, franja a la que recurre una audiencia ávida de obtener noticias recientes de primera mano.
Los programas radiales más importantes son: Fontana show de Cacho Fontana, Rapidísimo de Héctor Larrea, La cabalgata musical Gillette, Música en el aire, Escalera a la fama, Argentinísima de Julio Márbiz, El mundo de la guitarra de Antonio Carrizo, Carburando de Andrés Rouco y Lisandro González Longhi, Campeones del camino de Carlos Legnani y Emoción en las rutas de Gañete Blasco - Pérez Trigas.
Durante la dictadura autodenominada Revolución Argentina, de 1966 a 1973, con la generalización de la censura, se hizo habitual en el público argentino informarse a través de Radio Colonia, ubicada en la ciudad homónima de Uruguay pero con importante llegada a Argentina.
Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon, Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación del cine argentino en la década de 1960.
El 18 de abril de 1960 nació Canal 12 de Córdoba, la segunda televisora del país, primera en el interior y primera de carácter privado. En Buenos Aires, el 9 de junio del mismo año comenzó Canal 9, mientras que el 1º de octubre lo hizo Canal 13; más tarde, el 22 de julio de 1961 nació Canal 11, y en la vecina ciudad de La Plata, el 25 de junio de 1966, fue el turno de Canal 2. También fueron inaugurándose emisoras en diversas ciudades del país como Rosario, Córdoba, Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, etc.

La década de 1960 fue la época de gran expansión del medio basada en una programación variada, en adelantos técnicos notables como la máquina Ampex que permitía la grabación en carreteles de cinta sin cortes, en la ofensiva publicitaria que desechó las placas estáticas y donde las propias emisoras comercializaban los segundos de aire a través de sus gerencias comerciales, y en una industria que crecía a su sombra y retroalimentaba su funcionamiento: revistas especializadas -Radiolandia, Antena, Canal TV, TV Guía- y mediciones de audiencia (rating). Estas últimas daban cuenta de los programas preferidos por el público: humorísticos como Felipe, Viendo a Biondi y Telecómicos; comedias como Dr. Cándido Pérez, señoras, La familia Falcón y La nena; telenovelas como El amor tiene cara de mujer y Cuatro hombres para Eva; además de series de acción y comedias norteamericanas: El fugitivo, Bonanza, Combate, Ruta 66, La caldera del diablo, Yo quiero a Lucy, Los tres chiflados, El show de Dick Van Dyke, Disneylandia, Lassie, Rin Tin Tin, etc.
Aparecieron también programas destinados a segmentos particulares de la audiencia: infantiles como Titanes en el ring, El Capitán Piluso y El flequillo de Balá; juveniles como El club del clan y Escala musical; femeninos como Buenas tardes, mucho gusto.
La década cerró con la cobertura de la llegada del hombre a la Luna el 20 de julio de 1969, la inauguración de la primera estación de comunicaciones vía satélite en Balcarce el 20 de septiembre, y el éxito de programas hoy ya clásicos, como Los Campanelli, Telenoche, Almorzando con Mirtha Legrand y La campana de cristal.

Década del 70.

En la década del '70 aparecen las primeras emisoras en frecuencia modulada (FM), produciendo una división en el espectro radiofónico, donde las AM están dedicadas a la información y las FM a la música, dicotomía que iría desapareciendo con el paso del tiempo.
Surgen voces femeninas como Nora Perlé, Betty Elizalde, Nucha Amengual y Graciela Mancuso, sumadas al estilo pausado de Omar Cerasuolo, dedicado al folklore latinoamericano, y Juan Alberto Badía, orientado al rock.
En la década de 1970 continuó creciendo la oferta segmentada: musicales como Música en libertad y Alta tensión para la juventud, Grandes valores del tango y Asado con cuentos de Luis Landriscina para el público mayor; transmisiones deportivas como las peleas de boxeo de Carlos Monzón y Víctor Galíndez, y el Mundial de Fútbol de 1974; humorísticos como La tuerca, Hupomorpo, Operación Ja Ja y El chupete; concursos como Si lo sabe cante y Yo me quiero casar, ¿y usted? de Roberto Galán; los dramas unitarios entre los que se destacaba Cosa juzgada, con uno de los mejores elencos de la escena nacional y dirigido por David Stivel.


Década del 80.

La década del '80 se caracterizó por una profunda renovación de estilos y contenidos en los medios de comunicación, a tono con la recuperación de la democracia el 10 de diciembre de 1983, teniendo como rasgos esenciales una mayor libertad de expresión y la creciente interactividad con la audiencia. 
La FM inicia su gran despegue, revolucionando la estética del medio. Una de las pioneras fue Rock and Pop, creada en 1985 y dirigida por Daniel Grinbank. En 1987 esta radio puso en el aire el programa Radio Bangkok, conducido por Lalo Mir, Bobby Flores y Douglas Vinci, con un estilo delirante y revulsivo que lo volvería mítico.
Otras FM nacidas en estos años fueron: La 100, FM 105 -más tarde Hit, hoy 40 Principales-, Horizonte -hoy Radio Disney-, Inolvidable -más tarde Radio Uno, hoy Vorterix Rock-, Láser FM -más tarde Aspen-, EMFOK 97½ -más tarde Radio Clásica, hoy Vale-, San Isidro Labrador -más tarde Top 40, hoy Pop Radio-, FM Z95 -más tarde Del Plata, hoy Metro-, Nativa -más tarde NRG, hoy Latina 101.1-, Radio Cultura y FM Tango -hoy La 2x4-.
En la década del 80, realizadores como María Luisa Bemberg con Camila (1984), Pino Solanas (El exilio de Gardel (Tangos), Sur), Luis Puenzo (La Historia Oficial) (que consiguió el Premio Óscar a mejor película extranjera de 1985) y Adolfo Aristarain (Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo), atrajeron la mirada de nuevos públicos.
El retorno de la democracia trajo aires frescos en la sociedad y por ende en la televisión, que renovó formatos y lenguajes, mostrando el grado de creatividad y madurez que el medio podía alcanzar. Ya en la última etapa de la dictadura, algunos productos ciertamente audaces para ese momento, marcaron el rumbo de lo que vendría: Nosotros y los miedos y Compromiso, dramas unitarios que abordaban temáticas profundas, incluso las relacionadas con el pasado reciente del país; Semanario insólito, una particular mezcla de información y humor, inspiró más tarde a Cable a tierra y La noticia rebelde.

Década del 90 y años recientes.

En la década del '90 continuó el crecimiento de las FM, que comenzaron a orientarse hacia diferentes segmentos del público, según temáticas musicales: rock, pop, tango, clásica, etc. A las emisoras ya existentes se sumaron, entre otras: FM Sport -hoy Mega 98.3-, Feeling -hoy Blue FM- y Milenium.
Entre lo más destacado de estos años, se encuentra el programa ¿Cuál es? de Mario Pergolini en Rock and Pop, y una serie de conductores como Elizabeth Vernaci, Marcela Feudale, Ari Paluch.
En lo que respecta a las AM, el último día de 1997 dejó de transmitir Radio Argentina, la decana de la radiofonía nacional. Simultáneamente nació Radio 10, que desde entonces y hasta 2012 fue líder absoluta en audiencia, sobre todo en el espacio matinal conducido por Oscar González Oro, comparable con el fenómeno de Rivadavia dos décadas atrás.
En los últimos años, la radio se ha reformulado mediante la combinación con Internet y la competencia con múltiples opciones ofrecidas por las nuevas tecnologías de la comunicación.
En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada.
Sin embargo, no será hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor difusión. La primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva generación, es Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano (de nacionalidad uruguaya) que se expuso internacionalmete.A esa le siguieron Mundo Grúa (1999) de Pablo Trapero. El bonaerense (2002) y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos.
Desde los comienzos y hasta nuestros días se han estrenado casi 2500 películas argentinas, siendo los años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor cantidad de estrenos.
En 2009 se estrenó la película El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri. El film cuenta con las actuaciones de Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, entre otros artistas de renombre. Con más de 2 000 000 de espectadores, se convirtió en la segunda película argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo por Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio, estrenada en 1975.
El incremento del zapping generó desde la propia televisión una retórica más audaz e impactante, en muchos casos marcadamente sensacionalista, a fin de mantener al público cautivo. Indirectamente se vio afectada la difusión de material fílmico, ganando en actualidad aunque no siempre en calidad. Las viejas figuras dieron paso a los jóvenes de entonces como Mario Pergolini, Marcelo Tinelli, Adrián Suar, Cris Morena, etc., aunque continuaron algunas de larga data como Mirtha Legrand o Susana Giménez repitiendo fórmulas de éxito seguro.
El videocable, con su oferta de canales extranjeros, permitió la llegada de series originales sin doblaje: Los Simpson, Friends, Seinfeld, La niñera, Los expedientes secretos X, etc. El público infantil también tuvo sus principales referentes en productos importados, proliferando dibujos animados con monstruos y criaturas extrañas. El deporte pasó a ocupar un rol destacado, con canales de dedicación exclusiva.
Frente a esto, la TV de aire logró retener la atención del público, sobre todo en los primeros años de la década, con diversos productos: dramas unitarios como Atreverse y Alta comedia; dramas en serie como Zona de riesgo y El precio del poder; humorísticos como El palacio de la risa, Peor es nada, Juana y sus hermanas, Cha cha cha, Videomatch y Caiga quien caiga; comedias como Amigos son los amigos, ¡Grande pa!, El gordo y el flaco, La familia Benvenuto, La banda del Golden Rocket, Son de Diez, Mi cuñado y Un hermano es un hermano; concursos como Ta te show, Nico y Tiempo de Siembra; musicales como Ritmo de la noche; femeninos como Utilísima; infantiles como El show de Xuxa, El agujerito sin fin; juveniles como Jugate conmigo y La TV ataca; evocativos como Siglo 20 cambalache de Fernando Bravo y Teté Coustarot.
La incorporación de las nuevas tecnologías al espacio audiovisual ha creado en la televisión argentina ciertas tendencias, entre ellas: la auto-referencialidad con que se nutre a diario a partir de la disposición inmediata de materiales de archivo; el encubrimiento del carácter ficcional del reality show, presentado como verdad y basado -entre otras cosas- en el uso de múltiples cámaras y micrófonos; la supuesta interacción con el público a través de telefonía celular o Internet y hasta la delegación de aspectos de producción a bajo costo, depositados en usuarios ansiosos de protagonismo.